La depresión y sus tipos
1 INTRODUCCIÓN
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Depresión
(psicología), trastorno mental caracterizado por sentimientos de
inutilidad, culpa, tristeza, indefensión y desesperanza profundos. A diferencia
de la tristeza normal, o la del duelo, que sigue a la pérdida de un ser querido,
la depresión patológica es una tristeza sin razón aparente que la justifique, y
además grave y persistente. Puede aparecer acompañada de varios síntomas
concomitantes, incluidas las perturbaciones del sueño y de la comida, la pérdida
de iniciativa, el autocastigo, el abandono, la inactividad y la incapacidad para
el placer.
La depresión, el más frecuente de todos los trastornos mentales, afecta
a hombres y a mujeres de cualquier edad y clase social, aunque las mujeres, y
las personas en ciertos periodos del ciclo vital (adolescencia, menopausia y
andropausia, y en general los periodos de crisis o cambios importantes) parecen
ser las más afectadas.
2 | TIPOLOGÍA DE LA DEPRESIÓN |
En psicopatología se reconocen dos grandes categorías dentro de la
depresión, aunque en ambos la perturbación del estado de ánimo es el síntoma
principal. En la primera, el trastorno depresivo, aparecen sólo episodios de
depresión. En la segunda, depresión bipolar o síndromes maníaco-depresivos,
se alternan periodos depresivos con otros de ánimo exaltado y euforia
(manía).
En las depresiones simples o en las fases depresivas de las bipolares, domina el ánimo depresivo,
aunque el paciente puede no ser consciente de su tristeza. Suele haber pérdida
de interés y abandono de las actividades habituales, y los síntomas pueden
incluir: perturbaciones del sueño, pérdidas de apetito o apetito desmedido,
incapacidad para concentrarse o para tomar decisiones, lentitud de ideación y
energía decaída, sentimientos de inutilidad, culpa, desesperación y desprecio de
uno mismo, disminución del interés sexual e ideas recurrentes de suicidio y
muerte, que en ocasiones pueden llevar efectivamente al suicidio.
En la fase maníaca, el ánimo del paciente es elevado, exaltado,
expansivo o irritable. El comportamiento es extravagante y en ocasiones
ofensivo. Otros síntomas son el exceso de locuacidad, la fuga de ideas, las
ideas de grandeza, una actividad sexual, social y laboral excesivas, incapacidad
de concentración, pérdida del juicio y disminución desmedida del sueño.
3 | APARICIÓN |
Al parecer, los trastornos depresivos pueden tener una cierta
predisposición de tipo genético, por lo que el riesgo de sufrir un trastorno de
este tipo es mayor en las familias de pacientes depresivos. La mayor proporción
que se da en las mujeres quizá dependa de causas orgánicas, pero también parece
estar condicionada por la adquisición de roles sociales más pasivos e
incapacitantes, y por el hecho de que, al exteriorizar la necesidad de ayuda con
más facilidad que el hombre, es probable que las depresiones masculinas pasen
más desapercibidas.
Los estudios realizados hasta la fecha han sugerido también que la
predisposición genética a la depresión puede estar ligada a una sensibilidad
anormal ante un neurotransmisor, la acetilcolina, en el cerebro. Los receptores
de esta sustancia se han encontrado en mayor número en la piel, por ejemplo, de
quienes sufren depresiones.
4 | TRATAMIENTO |
Los trastornos depresivos son, por fortuna, los que presentan más
tratamientos en psiquiatría, al haber sido ligados con la disfunción de dos de
los principales sistemas de neurotransmisores cerebrales, la serotonina y la
noradrenalina, por lo que se emplean dos tipos de fármacos: los antidepresivos
tricíclicos y tetracíclicos y los inhibidores de la MAO (monoaminooxidasa).
Estos últimos requieren una dieta especial porque interactúan con la triamina,
que aparece en los quesos, la cerveza, el vino, el hígado de pollo y otros
alimentos, causando además un aumento de la tensión arterial. Los antidepresivos
tricíclicos no requieren una dieta especial, pero tienen un efecto tóxico sobre
el tejido cardiaco. Ambos tipos de fármacos actúan bloqueando la reabsorción de
la serotonina y la noradrenalina en las neuronas, prolongando así los efectos de
estos transmisores. Un avance en la farmacoterapia de la depresión ha sido el
Prozac (fluoxetina), que inhibe la reabsorción de la serotonina en el cerebro.
Introducido en 1986, este fármaco ha sido prescrito a más de 10 millones de
personas en todo el mundo hasta 1994. Otro antidepresivo reciente, el Efexor
(venlafaxina), actúa bloqueando la reabsorción tanto de serotonina como de
nonadrenalina en el cerebro, y se supone que tiene menos efectos secundarios. Ha
mostrado su eficacia en el tratamiento de diversos tipos de depresión. También
se emplea el carbonato de litio, un mineral común, para controlar las fases
maníacas de las enfermedades maníaco depresivas. En pequeñas dosis, también se
emplea para controlar las fluctuaciones anímicas de este trastorno bipolar.
La terapia electroconvulsiva o electroshock, terapia de choque, pese a
sus riesgos y efectos secundarios se sigue utilizando en depresiones que no
responden a la farmacoterapia antes descrita. En el otro extremo de este
tratamiento agresivo estaría la psicoterapia, válida como seguimiento,
tratamiento complementario y como prevención de las depresiones graves, así como
para combatir las depresiones más leves (conocidas como depresiones neuróticas,
por oposición a las psicóticas). La psicoterapia de diversos tipos, según varios
paradigmas teóricos (desde los conductistas a los psicoanalíticos) cuenta con
abundante apoyo empírico y clínico que la avalan como tratamiento optativo, ya
que muchos trastornos depresivos tienen sus orígenes no tanto en disfunciones
orgánicas sino en factores psicosociales (emocionales, conductuales y
cognitivos) e incluso culturales.
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